¿Qué calzado es mejor? ¿Bota o zapatilla?
El pie del peregrino descubre todas las superficies posibles: el asfalto, el hormigón, la zahorra de las pistas agrícolas, la incómoda gravilla, los suelos terrizos, arcillosos o calizos, etc. Tal disparidad origina serias dudas en la elección del calzado que mejor se adapte a todas y cada una de las superficies descritas.
Se necesita un calzado ni muy ligero ni muy pesado, que sea flexible y que aporte una buena estabilidad. Todas estas características las reúnen las zapatillas de trekking y el calzado trail running que utilizan los corredores de montaña. Ambas son más ligeras que las botas de senderismo y aportan mayor flexibilidad y amortiguación. La suela es más resistente y soporta mejor los impactos y el peso de la mochila que la de una zapatilla de atletismo convencional.
El tejido impermeable y transpirable Gore-Tex evitará que se moje el pie y evacuará el sudor al exterior. Las botas de montaña protegen mejor los tobillos y los posibles impactos de las piedras, pero son más pesadas, recalientan más el pie y son muy incómodas sobre el asfalto. La experiencia aconseja probar primero con zapatillas de trekking o trail running.