Comportarse con sentido común
El Camino de Santiago no se hace por imposición, es una elección libre y por ello el peregrino no debe creer que tiene privilegios. En los albergues y establecimientos de la ruta hay que comportarse con educación, sin avasallar a los propietarios y hospitaleros y sin urgencias. Los hospitaleros voluntarios son también peregrinos y, como su nombre indica, ayudan de forma desinteresada y preparan los desayunos, compran y hacen la cena, limpian las instalaciones, curan heridas, etc.
No hay que tirar basura en el Camino, para ello conviene llevar una bolsa vacía y depositar en ella todos los envoltorios, latas y restos de comida que se vayan acumulando durante la etapa.
Todos los peregrinos merecen el mismo respeto, tanto los que han hecho diez caminos como los que empiezan, cada uno parte con objetivos y expectativas diferentes, pero todos terminan abrazando el mismo fin. El Camino es una de las mejores escuelas en civismo y valores humanos que se puede encontrar, sólo hay que saber escuchar sus enseñanzas cada día para regresar a casa renovado, de mejor humor y siendo mejor persona.
Hay que ser consecuente, no es de recibo pedir refugio gratuito o quejarse del precio de los albergues y gastar el dinero sin control en cosas prescindibles.