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¿Se puede hacer peor?

Por José Almeida (Presidente AZACS) | 25/08/2020

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Generalmente, este es un tópico al que recurrimos en determinadas ocasiones, cuando tratamos de afirmar que algo no se está haciendo bien. Lo que resulta ya preocupante es cuando, en lugar de ser algo esporádico, lo estemos repitiendo con demasiada frecuencia, y en el caso que nos ocupa, los Caminos a Santiago en la provincia de Zamora, desgraciadamente, está siendo tan habitual que ya apenas nos sorprende.

Cuando observamos el retroceso progresivo que está sufriendo el flujo de peregrinos que transitan por la Vía de la Plata, no tenemos ninguna duda de que es como consecuencia de la mala gestión realizada, herencia arrastrada desde demasiado tiempo atrás: que en el año 2004 este camino de peregrinación aportara el 5,17% de los peregrinos que llegaban a Santiago, ocupando el tercer puesto en el ranking de los caminos históricos y tradicionales, haya quedado relegado en el 2018 al séptimo puesto, reduciéndose a la mitad el porcentaje de los peregrinos, 2,78%, era algo que, para los que estamos vinculados al mundo de la peregrinación, se podía prever, consecuencia de una labor, en esos 14 años, que admite distintas valoraciones, pero un resultado que a cualquier empresa la habría llevado hace tiempo a la quiebra. Suponemos que desde el 2018 al momento actual en que nos encontramos, agosto de 2020, el descenso habrá sido progresivo –incrementado, qué duda cabe, por el estado de alarma sanitaria de este año–, aunque los datos oficiales aún no han sido publicados por la Oficina del Peregrino de Compostela.

Pensábamos que no podía hacerse peor, pero recientemente hemos visto que sí; prueba de ello es el enfado que manifiestan algunas poblaciones por las que discurre esta vía de peregrinación y las asociaciones jacobeas de Zamora y León.

En el año 2018, la Asociación Zamorana de los Caminos de Santiago (AZACS) fue invitada a participar en unas jornadas celebradas en Fuenterroble de Salvatierra (Salamanca), junto con todas las asociaciones de peregrinos de Andalucía, Extremadura, Castilla y León y Galicia, con el objetivo de crear un órgano asociativo superior –se propuso una federación–, para dinamizar los caminos que proceden del sur y entran en Galicia por la provincia de Orense.

Fuimos delegados en esta primera reunión para contactar con las asociaciones de Castilla y León, pero intuimos que este proyecto, en el que la Xunta de Galicia manifestaba un especial interés, solo perseguía establecer un itinerario único y exclusivo: el Camino Sanabrés.

Ante esta más que sospecha, certeza, y con la aprobación de las asociaciones a las que representábamos (Rionegro del Puente, La Bañeza, Astorga y Zamora), acordamos que, en la siguiente reunión –celebrada en el año 2019–, manifestaríamos nuestro desacuerdo con la propuesta si ésta iba a ser excluyente para otros caminos, como así se pretendía.

En aquel encuentro se ignoró la opinión de la Asociación Zamorana de los Caminos de Santiago y sus representados, y al quedar excluidos tramos de los itinerarios de nuestra provincia (Granja de Moreruela a Astorga, Benavente a Santa Marta de Tera y Zamora hasta San Martín del Pedroso), decidimos no participar en ese proyecto excluyente.

Curiosamente, hace poco menos de un mes, el Consejero de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, reinventa con su apoyo un nuevo trazado de la Vía de la Plata –que ahora llega solamente hasta Granja de Moreruela–, ignorando al resto de localidades que, desde tiempo inmemorial, jalonan el tradicional recorrido de la bimilenaria calzada romana.

En ningún momento se ha tenido en cuenta a los que estamos a pie de camino, que somos los que conocemos su problemática y la de los peregrinos, porque ni tan siquiera se nos ha consultado sobre este proyecto, en el cual podíamos haberle asesorado acerca de lo que las asociaciones de Castilla y León piensan sobre el mismo.

Creíamos que no se podía hacer peor, pero desgraciadamente los hechos confirman que nos equivocamos. Surgen iniciativas y actuaciones que ponen de relieve que los gestores públicos ignoran, en muchas ocasiones, a los administrados.

En el año 2017, concretamente el 17 de febrero, la entonces Consejera de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, doña María Josefa García Cirac, acompañada de todos los directores generales de su departamento, reunió en el Museo Etnográfico de Zamora a los agentes sociales, culturales y turísticos de la provincia –entre los asistentes estaba AZACS–, para exponer a los zamoranos lo que la Consejería pretendía hacer en los años sucesivos.

El asunto central del encuentro era desgranar las distintas propuestas en las que trabajaba la Junta de Castilla y León, entre ellas los proyectos enfocados al próximo año Xacobeo 21, y donde se habló de la dinamización del camino Zamorano-Portugués.

En aquellos momentos, nuestra asociación ya estaba inmersa en una serie de actuaciones en este itinerario jacobeo, cuyo principal y más ambicioso proyecto era la puesta en servicio de un punto de acogida en Almendra del Pan, imprescindible para desbloquear la situación en la que se encontraba este trazado, pues un camino que no ofrezca a los peregrinos unas condiciones mínimas que garanticen su descanso después de cada jornada está condenado al fracaso.

Merced a proyectos financiados con cargo a fondos europeos ya estaban abiertos los albergues de Fonfría, Alcañices y Trabazos, pero, sorprendentemente, no se habían tenido en consideración las primeras jornadas, en las que no se disponía de ningún lugar de acogida para el peregrino. Desde Zamora a Fonfría hay, siguiendo el trazado jacobeo, una distancia de unos 52 km aproximadamente, en el que los peregrinos no encontraban ningún lugar donde pernoctar hasta la puesta en funcionamiento del albergue de Ricobayo de Alba. Como es fácil suponer, este camino siempre sería descartado por el caminante, ya que en las primeras jornadas no existían lugares de acogida.

Nos agradaron las propuestas que hizo la Consejera, y manifestamos nuestro interés en colaborar en todo lo que fuera necesario para relanzar este camino, siendo el interlocutor para ello el Director de Turismo, allí presente.

Era el año 2017, llegó el 2018 y pasó el 2019. Estamos en el 2020 y desde la Consejería nadie se ha puesto en contacto con nuestra asociación, lo cual es algo a lo que ya estamos acostumbrados y por ello no nos sorprende. No solamente no se interesaron por el proyecto (imprescindible para la viabilidad de este camino) sino que tres años más tarde nos comunican que nuestra solicitud de ayuda económica había sido desestimada, a pesar de llevar todos los parabienes de la agencia de desarrollo “Adri Palomares”.

Pero lo más llamativo y sorprendente en este caso es que, sin tan siquiera consultar con los que están día a día trabajando con los peregrinos, y con la finalidad de publicitar y promover los caminos jacobeos ante la llegada del próximo Xacobeo 2021, hemos visto hace unos días una guía con todos los itinerarios dentro de nuestra Comunidad, entre ellos el camino Zamorano-Portugués.

En ella se establece la primera etapa entre Zamora y Campillo, con una distancia asequible para los peregrinos, pero con el inconveniente de que en Campillo los peregrinos no van a encontrar ningún servicio para poder satisfacer las necesidades de esa jornada, como sí lo podrán hacer a partir de 2021, unos kilómetros antes en Almendra del Pan.

La segunda etapa discurre entre Campillo y Fonfría, sin informar de que actualmente en Ricobayo de Alba hay un albergue municipal para los peregrinos. Tampoco se recoge que hace años se habilitó un espacio en Trabazos; no se trata de un albergue al uso, sino un punto de acogida para casos de necesidad.

La guía recomienda las siguientes etapas:

Zamora a Campillo; 28 km (sin albergue para peregrinos)

Campillo a Fonfria; 34 km

Nuestra propuesta, pensando en los puntos de acogida para el peregrino, comprobando la distancia después de recorrer el camino es la siguiente:

Zamora a Almendra del Pan; 23,6 km

Almendra del Pan a Ricobayo de Alba; 18,2 km.

Ricobayo de Alba a Fonfria; 20,1 km.

Resulta un sinsentido, pero nos hace comprender por qué nos encontramos en la situación en la que estamos, y en el caso de nuestros caminos, el porqué de este retroceso que tenemos cada año en la provincia de Zamora. Como dice el enunciado del artículo, no se puede hacer peor.

Supongo que lo que procedería en estos casos siendo personas responsables, es que los que han cometido semejante tropelía con esta edición (que habrá costado a las arcas públicas un dinero considerable), asuman el coste de sus bolsillos y no tengamos que pagarlo entre todos, pero como esto no va a ocurrir, al menos que alguno tenga la dignidad de asumir el error cometido y renuncie a un cargo para el que no se encuentra capacitado, como lo demuestra el resultado.

Seguramente, antes de que lleguen todos los fastos del Xacobeo del 2021, iremos viendo otra serie de desmanes que harán que algunos nos lleguemos a sonrojar y hasta nos lleguen a causar vergüenza, aunque quienes las cometan continúen flamantes en los puestos que no merecen ocupar. Son las consecuencias de esa soberbia de creerse por encima de los demás y no tener en cuenta a los que viven, día a día, cada uno de los problemas que tenemos en esta tierra.

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