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Los dos Caminos a Santiago por Euskadi

Por Basquetour | 10/09/2019

Costa DONOSTIA

En el Camino por la costa conviven mar y tierra, urbes y naturaleza

El Camino de Santiago por la costa vasca, de 214,00 km, consta de 8 etapas y es una de las rutas más primitivas, incluso anterior a otras más conocidas. En ella conviven la Euskadi marinera y la agrícola, así como la urbana y la rural. Atraviesa en su primer tramo el litoral guipuzcoano, desde la desembocadura del Bidasoa hasta el límite con Bizkaia, caracterizado por un gran desnivel. Las zonas abruptas desaparecen al entrar en Bizkaia, a través de Markina-Xemein, y permite conocer los rincones de las comarcas vizcaínas de Lea-Artibai y Busturialdea hasta llegar a los encantadores parajes de las Encartaciones.

Etapa 1: Hondarribia - San Sebastián

El Camino arranca en el puente de Santiago de Irun, que salva la frontera natural del río Bidasoa, o en Hondarribia, si se quiere cruzar en barca desde Hendaia. En esta primera etapa el peregrino camina por un paisaje montañoso junto al mar, por desembocaduras como la de Pasaia y pueblos marineros como Hondarribia, hasta llegar a San Sebastián, colofón ideal.

Etapa 2: San Sebastián - Zarautz

Una vez se abandona la capital guipuzcoana, el Camino recupera su rostro agreste a través de caseríos solitarios, explotaciones ganaderas y caminos que se abren paso entre la vegetación, hasta llegar a Orio, antaño localidad ballenera.

Etapa 3: Zarautz - Deba

Desde Zarautz, sin perder de vista las aguas del Cantábrico, salen al encuentro los puertos de Getaria y Zumaia. Antes de alcanzar el final de etapa en Deba, el recorrido se interna momentáneamente en una Euskadi más rural a la altura de Itziar, con un santuario donde se rinde culto desde la alta Edad Media a su virgen negra, una de las más antiguas y veneradas de Gipuzkoa.

Etapa 4: Deba - Markina-Xemein

Deba es la última estampa del litoral vasco hasta la frontera con Cantabria. A partir de ahora, el Camino desvela la Euskadi montañosa, boscosa, mucho más exigente y, a la vez, singular y hermosa. Pocos trechos del Camino del Norte hay tan alejados de la civilización como éste. Y las sorpresas no cesan: la señorial Markina-Xemein es el premio ideal en esta parte del recorrido.

Etapa 5: Markina-Xemein - Gernika-Lumo

Pocos inicios hay tan estimulantes como el que aguarda a la salida de Markina-Xemein. Primero, el idílico pueblo de Bolibar y, luego, la antigua Colegiata de Ziortza, con más de nueve siglos como testigo del paso de caminantes. Al final de la etapa, en la histórica villa de Gernika, la Casa de Juntas y el histórico roble de Gernika son el mejor de los premios imaginables para esta jornada.

Etapa 6: Gernika-Lumo – Bilbao

A partir de Gernika-Lumo comienzan a sucederse los pintorescos pueblos de la Bizkaia rural, por donde antiguamente transcurría la Ruta Juradera, que realizaban los Señores de Bizkaia. El peregrino deja atrás el bello paisaje de Urdaibai para adentrarse en el valle de Txorierri para, posteriormente, alcanzar la que fuera capital industrial de Euskadi, Bilbao.

Etapa 7: Bilbao - Portugalete

A partir de Bilbao, el Camino atraviesa parajes de una urbe moderna, muy diferentes a los de las primeras jornadas. Nada más atravesar la capital vizcaína, se asciende al monte Kobeta que cierra la ciudad por el sur y regala una ilustradora panorámica del valle del Nervión.

Etapa 8: Portugalete - Kobaron

El recorrido en esta última etapa vuelve al litoral y discurre por la zona minera de Bizkaia, sin apenas sobresaltos hasta la playa de La Arena. Una vez se deja atrás Pobeña, el Camino del Norte regala uno de sus tramos con mejores vistas: la Vía Verde del antiguo ferrocarril minero.

 

El Camino del Interior, eje de comunicación secular

El Camino de Santiago por el interior son 249,70 km que permiten conocer, en apenas siete días, una enorme diversidad geográfica, histórica, social, económica y cultural. Además, esta ruta ha sido, desde la época romana, uno de los más importantes ejes de comunicación del norte peninsular.

Etapa 1: Irun - Hernani

En Irun el caminante encuentra vestigios de la importancia jacobea de esta ciudad fronteriza. Y, tras contemplar los lugares más emblemáticos de la localidad (la iglesia del Juncal, las ermitas Santa Elena y San Marcial, entre otros), continúa hacia Hernani.

Etapa 2: Hernani - Tolosa

La segunda etapa comienza en una de las villas más antiguas de Gipuzkoa, con un rico patrimonio histórico-artístico: la iglesia de San Juan Bautista (s XVI), la casa-torre de los Gentiles o la Casa Portalondo, de la época medieval.

Otra de las edificaciones características de Hernani, la ermita del Humilladero de la santa Cruz, está relacionada con el siguiente núcleo urbano, Urnieta, adonde se llega en paralelo a las vías del tren.

Etapa 3: Tolosa - Zegama

En la que fuera capital de Gipuzkoa, tras cruzar el puente sobre el Oria y realizar el Paseo de la Ribera, una carretera ascendente llega hasta el monte Ollaun para descender, después, hasta Altzoazpi, junto a la iglesia de San Salvador, de estilo gótico. Allí, la carretera hasta el municipio de Alegia, deja atrás la ermita del Santo Cristo.

Etapa 4: Zegama - Salvatierra-Agurain

Desde Zegama, la etapa discurre en ascensión hacia el paso de San Adrián. Tras dejar atrás varios cruces, se pueden contemplar la ermita de Iruetxeta y el caserío Buenabista, y atravesar después el bosque de Iturzabal. Más adelante, está la ermita de Sancti Spiritus, antiguo hospital de peregrinos.

Etapa 5: Salvatierra-Agurain - Vitoria-Gasteiz

El caminante puede respirar tranquilo: la travesía hasta Vitoria-Gasteiz es un agradable paseo con muy pocas concesiones urbanas, unas gotas de soledad y varios monumentos religiosos con duende, como la iglesia de San Martín de Tours de Gazeo o el santuario de Estibaliz, ambos medievales. En esta zona tienen cabida también manifestaciones prehistóricas como los dólmenes –el de Sorginetxe es uno de los más fascinantes de Euskadi–; huellas romanas como las de Arcaya o renacentistas, como los palacetes de Salvatierra.

Etapa 6: Vitoria-Gasteiz - La Puebla de Arganzón

Una vez el peregrino se despide de Vitoria-Gasteiz y abandona su armazón urbano e industrial, el sendero se sumerge de nuevo entre campos de cereal, mientras atraviesa pueblos sobrios y acogedores como los de las jornadas anteriores. El arte románico practicado en este rincón de Euskadi todavía reserva un par de gratas sorpresas en Armentia y Villanueva de la Oca.

Etapa 7: La Puebla de Arganzón- Briñas

Los continuos ‘sube y bajas’ de las primeras jornadas protagonizan de nuevo esta larga travesía de casi treinta kilómetros, en busca del Camino Francés. Una vez se llega a Briñas, la retina guarda la imagen de los cuatro ríos de la etapa: el Zadorra, el Ayuda, el Inglares y el Ebro. En el camino aparecen pueblos amurallados en el fondo de valles, puertos de pendientes modestas y un pico más que exigente, el portillo de la Lobera. Al final, tras superarlo, aparece Rioja Alavesa, tierra de ordenados viñedos que domestican el paisaje.

 

Más información: www.euskaditurismo.eus

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